
“Creo que una de las vergüenzas más grandes de la República chilena es lo que se hizo con el pueblo mapuche”.
Karina Riquelme, de 41 años, es abogada de oficio y se ha desempeñado en la defensoría penal de derechos humanos, especialmente relacionada al acompañamiento de presos políticos mapuche, pobladores y mujeres que han sufrido violencia de género. En su trayectoria, ha formado parte del Centro de Investigación y Defensa SUR (Cidsur), además de encabezar casos como Operación Huracán, Luchsinger Mackay y recientemente el juicio por Emilia Bau.
Crecer y desarrollarse en Wallmapu ha sido parte crucial de su trabajo, el cual comienza observando la situación política del pueblo Mapuche, hasta titularse y ser parte del grupo de abogados que desde 2008 se ha dedicado a la defensa de dirigentes criminalizados por el Estado chileno.
A 13 años de su trayectoria, en infonovena conversamos con Karina sobre lo que ha implicado su rol en pos de la protección de derechos humanos, cómo ha sido desenvolverse en el ámbito del derecho siendo mujer y sus reflexiones en torno al territorio.
– ¿A partir de qué nace la necesidad de vincular el derecho con un enfoque intercultural y de género?
– Estudié en la Católica de Temuco y ahí fui viendo el conflicto que mantiene el Estado chileno con el pueblo Mapuche, el conflicto histórico. Fui observando que el conflicto se relacionaba directamente con lo que significa la criminalización de aquellos que son líderes y levantan una voz autónoma en el pueblo Mapuche. Yo primero lo observé de lejos, veía las huelgas de hambre y la violencia de medios de comunicación, que en ese momento no se veía mucho a nivel nacional lo que realmente pasaba.
Ya luego, después de titularme, comencé y asumí a los meses defensas en el contexto de acusaciones por ley anti terrorista en contra de dirigentes del pueblo Mapuche. Ahí pude observar directamente que hay una decisión del Estado de utilizar la institucionalidad y el Estado de Derecho, que supone que es igual para todos, pero es negativo en contra de dirigentes mapuche, como una herramienta de la guerra que no ha terminado y que comienza cuando ingresa el ejército y roba las tierras, asesinando a la mayor parte del pueblo Mapuche. Hoy se mantiene con un discurso con la ayuda de ciertas instituciones, como el Ministerio Público y el poder judicial, que son parte del Estado chileno.
El trabajo que hemos realizado es querer dar cuenta que las decisiones y persecuciones criminales no siempre responden a que existan pruebas de la persecución, sino que responde a una política de Estado, una razón de Estado. Lo que me parece súper grave para poder tomar en serio la institucionalidad y respetarla es cuando la República de Chile ha utilizado este medio (institucionalidad) para mantener prisioneros a quienes tienen un discurso que habla de la autonomía e independencia respecto del Estado Chileno, y que además hace recordar al pueblo la historia sangrienta que se vivió en su momento y que ha sido súper acallada por los medios de comunicación que son parte también de este engranaje.
– En ese sentido, ¿Cómo visualizas la supuesta propuesta de diálogo por parte del Estado a las comunidades mapuche en el actual gobierno?
– Yo he observado varios gobiernos, y creo que cuando digo razón de Estado es algo más profundo que el gobierno de turno. Creo que una de las vergüenzas más grandes de la República chilena es lo que se hizo con el pueblo mapuche, es una vergüenza que, desgraciadamente, no se ha podido solucionar y, yo creo, la razón es que las tierras en el marco costo, contienen muchos recursos que son evidentemente observados por las empresas multinacionales con el tema económico capitalista en el que vivimos mundialmente.
Son las que manejan los Estados y que mantienen esta política estatal. Partidos políticos se mantienen a partir de financiamiento de las empresas, estos son quienes llevan sus candidatos a la institucionalidad, cámara de diputados, los senados, y luego el poder Ejecutivo, que si bien manifiesta una intención de diálogo, no tiene el poder suficiente para decidir un camino en el cual hay que tomar decisiones que van a tener que ver con temas económicos y que afectan directamente el bolsillo de grandes empresas.
Mientras las empresas mantengan el poder dentro del Estado, la independencia del mismo y las instituciones va a ser muy difícil que se pueda plasmar cuando tenemos a multi gremiales presionando que se querellarán en contra de quienes plantan y cosechan trigo en función del acuerdo que se mantenía por más de 4 años con latifundios de ese espacio. Ahí hay un tema de poderes que se observa y es el gran problema del Estado que no es autónomo.
– ¿Qué complejidades has enfrentado en tu rol como defensora penal de presos políticos mapuche y siendo mujer en el territorio?
– Ser abogada, para cualquier mujer, siempre va a ser difícil. Si ya el patriarcado está en todos los espacios, en el derecho hay muy pocas mujeres, y en el espacio del derecho penal, aún menos. Es un espacio frío, competitivo, complicado y muy marcado por todas las características del patriarcado.
La mayor complejidad de defender al pueblo mapuche es el racismo, el cual se ve marcado en todos los seres humanos que componen la institucionalidad. En definitiva, siempre se observa un prejuicio en torno a la labor que nosotros cumplimos, porque, como abogados de defensores de derechos humanos, se debe preservar ciertos principios que el mismo Estado de derecho dice tener, como presunción de inocencia, pero se nos observa como si en verdad fuéramos activistas de ciertas banderas y es algo que siempre me gusta aclarar. Yo no soy mapuche y tampoco levanto una bandera de nacionalismo mapuche, no es lo que me corresponde porque no pertenezco al pueblo Mapuche, lo que yo hago es acompañar para que el Estado de Derecho chileno respete las leyes que ellos mismos dicen tener, y lo que yo he observado es que respecto del mapuche no se aplica igual. Se aplica de manera discriminatoria y racista, y todo lo que hemos trabajado, es intentar abrir un poco el mundo respecto de la ignorancia que existe de la historia y la cultura mapuche para que de esta manera los tribunales y el Ministerio Público y la institucionalidad que sea, puedan trabajar con pertinencia cultural.
El pueblo Mapuche siempre ha querido dialogar con el Estado chileno. Abrieron las fronteras, había comercio y existían distintos tipos de diálogos y mestizaje que pueden y deben existir. Ahora, cuando hay este racismo interiorizado que mira históricamente al mapuche como uno inferior o bárbaro, lo encuentro racista e ignorante. A la institucionalidad le falta mucho por aprender y comprender, y eso me sorprende de jueces que nacen y viven aquí en Wallmapu y se hacen los desentendidos respecto de una obligación que las mismas normas internacionales plantean.
– ¿Cómo percibes esto que mencionas respecto al ejercicio de la profesión, sobre todo el derecho, y el territorio?
– Esto es algo muy propio de la cultura chilena. Falta esa auto identidad de quiénes somos los chilenos y cómo formamos República. Todos los que vivimos aquí al sur del biobío, ¿cómo no vamos a saber de qué manera nos instalamos aquí? O cómo no vamos a saber que todo esto que está aquí son tierras mapuche. Eso nos lo deberían enseñar desde primero básico, pero el Estado ha trabajado muy bien al respecto: uno puede observar los libros de los niños, cómo se habla del pueblo mapuche y no se menciona la historia sangrienta y la responsabilidad (Estado) que tuvo al ingresar.
Deberíamos ser responsables, es más, la institucionalidad tiene la obligación de conocer la cultura, hay leyes que los obligan y deben respetar la Constitución actual, porque ésta igual menciona que se deben respetar otras visiones y espiritualidades. No es algo que uno diga “a mí se me ocurre”, y pienso que así debiera ser, es algo que está en la norma. Pero la mayoría, no todos, de quienes están en las instituciones desconocen, hacen oído sordo y se dejan llevar por este concepto del “mapuche problemático”, sin observar el trasfondo.
– En cuanto a mujeres y disidencias pertenecientes a pueblos originarios, ¿Cómo ves su situación?
– Las disidencias viven momentos, en general, súper difíciles. Ahora hay un avance fascismo que hace que todo lo que es distinto sea observado de manera negativa. Dentro del ámbito judicial, es un ambiente muy conservador. Ahora, hace poco, tuve un juicio por Emilia Herrera, y el tema de la transexualidad no es un tema que sea muy tocado, resulta un tema tabú dentro de esos espacios, que creo que son temas que deberían abrirse ya que existe normativa internacional respecto de la protección de derechos de quien son disidentes sexuales.
Es más complicado aún para disidencias sexuales acceder a justicia, en el caso de víctimas, por ejemplo, no es mirado a partir del mismo valor que con otras personas. Ahí está muy al debe la institucionalidad también. Disidente y pueblo originario implica una doble discriminación, y eso he observado en Emilia, y en todos quienes han acompañaban a Emilia, que también mantienen una espiritualidad muy fuerte relacionada al pueblo Mapuche. Lo distinto es observado como negativo y peligroso. Ahí también es un trabajo cultural para que pueda cambiar.
En cuanto a mujeres (cis) de pueblos, la discriminación es gigante. No hay solo un tema de racismo, sino de clase y de ignorancia respecto a la cultura. Un gran ejemplo es el de la defensora de la niñez, que no sabe observar más profundamente la cultura del pueblo Mapuche y cómo las mujeres se dedican a guiar y no como en la cultura occidental que le entregamos la mitad de la crianza al Estado y la otra mitad queda para mujeres. Hay una idea de que la mujer mapuche no tiene pensamiento político , sólo el hombre. Eso también es un pensamiento discriminador. Por ejemplo, en cuanto al caso de los presos, está la idea de que los presos son hombres y las mujeres han de estar afuera manteniendo la crianza.
Me impacta que Patricia Muñoz, en pleno 2023 y pareciendo una mujer tan inteligente, no pudiera entender que no se usa la sala cuna para salir a protestar. Resulta casi ridículo que existan ese tipo de reacciones porque muchas veces es mejor mantener silencio antes de reaccionar sin tener conocimiento respecto, sobre todo, de la situación de mujeres en Malleco que están defendiendo su trigo y denunciando que una persona fue baleada.
– En el contexto del marzo feminista, ¿Cómo percibes la convocatoria que se relaciona a la memoria y el fin de las forestales?
– Creo que es muy importante que se mantenga visible el 8M porque la violencia en contra de la mujer es frecuente, no se detiene. Espero que las nuevas generaciones no tengan que vivir lo que nosotras hemos vivido. Espero que esa fuerza siempre se mantenga y se revele que existe una violencia particular por ser mujer. Creo que hay que mantener esa memoria para las nuevas generaciones para que sepan de la existencia del patriarcado, sino vamos a seguir con esta violencia estructural, que pasa constantemente, incluso cuando uno habla cotidianamente con alguien. No podemos retroceder en los derechos que se han ganado.
Hay una mirada también que tiene que ver con los acontecimientos políticos que transcurren alrededor, que en este caso es llamar a las forestales que son responsables de la usurpación y de la depredación de Wallmapu, y me parece iluso que nadie haya sabido observar, solucionar seriamente ni sancionar a estos empresarios multimillonarios. El Estado promovió la empresa forestal, y tiene responsabilidad, y es importante que mujeres lo puedan levantar dentro del día en que se conmemora la violencia que vivimos constantemente, las 24 horas.
– Respecto a lo que mencionas anteriormente, que muchas veces el ejercicio del derecho, sobre todo en lo penal, es visto como un activismo. Has sufrido diversas persecuciones a raíz de esto, ¿Cómo ha sido enfrentarlo?
– Recuerdo haberle dicho una vez a una periodista que pretendía afirmar que yo en definitiva era parte de todo este engranaje mapuche y le dije si a los abogados de los pedófilos se les preguntaba si les gustaba la pedofilia o si a los abogados de violadores de derechos humanos se les preguntaba o cuestionaba si también eran abusadores. Aquí se cuestiona sólo a quienes realizamos defensa de aquellos que tienen un pensamiento político, porque aquí hay un trasfondo político y trato de explicarlo también en tribunales. Yo trabajo en pos de que se apliquen las leyes chilenas, pero cuando hay movimientos que van más allá, dan cuenta de que hay temas políticos detrás y un ejemplo de esto es cuando nosotros estamos con abogados, defendiendo a presos acusados por ley anti terrorista, no pasaron ni seis meses cuando ya había una causa. No sé si esto mismo pasa con abogados de pedófilos, de violadores de derechos humanos o de narcos, que se les persiga penalmente o con la inteligencia.
La inteligencia ha acogido un rol de perseguir a ambientalistas porque está relacionada con el Estado y este mantiene una relación con el empresariado para instalarse con empresas extractivistas. Hay un círculo peligroso que usa al Estado, que tiene que ver con la persecución de quienes queremos ejercer libremente nuestra profesión. Yo creo en la libertad de todos para poder elegir camino, en este caso no cometo ilegalidades por defender a quienes propugnan un ideal especial, y puedo estar de acuerdo o no con eso, y no debe ser cuestionado ni perseguido. Lamentablemente sí lo es, y no ha habido sanciones en contra de aquellos que incluso fueron sancionados a nivel interamericano respecto de actos ilegales en la persecución de miembros del pueblo mapuche.
Se han perseguido abogados desde el año 2008, desde los primeros abogados que defendieron mapuches se les ha interceptado, puesto demandas y esos mismos fiscales y miembros de la policía que lo han realizado, no ha habido dentro del estado una sanción ni un llamado de atención. Es cosa de observar el caso Huracán y lo que ocurrió aún con lo grave que significó, no existe sanción y en definitiva, la impunidad hace que esto pueda volver a ser utilizado para perseguir y dar respuesta a intereses empresariales y latifundistas.
– Apuntando a algo más personal, ¿Cómo ha impactado el feminismo en tu vida?
– Ha sido importante, en particular una búsqueda de justicia feminista. Me he pegado un recorrido bien grande en búsqueda de mi propia justicia en los hechos que yo he vivido. Me impacta, en el sentido de esta discusión, respecto de cómo podemos construir un mundo mejor que aquellas que hemos vivido esta violencia tan desgarradora y que tanto nos marca en nuestras vidas y en particular, en mi visión, de una manera que no sea patriarcal. No buscar una justicia que sea patriarcal y castigadora, ahí he tenido largas discusiones y no siempre estamos todas de acuerdo en las formas de buscar justicia , pero creo que lo importante es que he podido abrazarme con las compañeras que pensamos distinto en torno a sanciones o fórmulas de camino de las que hemos sido violentadas.
Creo mucho en la unión y la diferencia, hay un camino importante que seguir porque el fascismo siempre se mantiene muy unido. Desgraciadamente, por nuestro lado, no es tan fácil y a veces nos disgregamos por pequeñas diferencias. Ahora, también creo que somos un grupo mucho más sensible y que sea difícil es porque estamos dañados por la violencia. Pero el feminismo me da esperanza, lo veo día a día más que leerlo. Lo observo, es constante y está fuera de los libros, está en la calle.
Las opiniones vertidas en esta entrada son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan, necesariamente, el pensamiento de este medio.
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